Dejando aparte lesiones provocadas por caídas o accidentes durante el entrenamiento, hay una serie de lesiones típicas de todo corredor de running, que simplemente pueden aparecer en cualquier momento. Las más frecuentes son las provocadas por sobrecargas musculares, y el dolor de articulaciones de las extremidades inferiores: rodillas y tobillos. La cadera y la zona baja de la espalda también suelen absorber también muchos impactos, convirtiéndose así en otro punto débil de cualquier runner. A continuación te dejamos con las tres lesiones típicas del running y la forma de prevenirlas.
Tendinitis
Las dos inflamaciones de tendones más típicas de running son la tendinitis rotuliana (en la rodilla) y la del talón de Aquiles.
Las causas más comunes de la tendinitis en corredores suelen ser: correr con zapatillas inadecuadas o en mal estado, no haberse calentado correctamente o correr sin calentamiento previo, correr sobre superficies demasiado duras, correr por terrenos desnivelados o irregulares, correr con demasiado sobrepeso, excederse en el entrenamiento sin una progresión adecuada.
Prevenir la tendinitis, tanto rotuliana como de talón, pasa por utilizar un calzado adecuado para correr, un calentamiento previo adecuado, evitar las sobrecargas musculares, realizar estiramientos después del entrenamiento, y no ignorar las molestias posteriores: aplicar hielo en cuanto se produzca dolor o molestia en cualquiera de las articulaciones de las extremidades.
Síndrome de la cintilla iliotibial
Esta lesión es denominada también “rodilla del corredor”, por ser este el grupo de deportistas donde la incidencia es más común, aunque puede presentarse también de forma más aislada en ciclistas. Se trata de una tendinitis de la banda iliotibial, que a veces puede ir acompañada por bursitis.
La cintilla o banda iliotibial forma parte del músculo tensor que va de la cadera a la rodilla. Su inflamación provoca dolor agudo en la cara externa de la rodilla irradiado hacia arriba, en dirección al fémur.
Las causas más comunes de la inflamación de la cintilla iliotibial suelen ser un calentamiento previo inadecuado o ausencia de calentamiento, sobreentrenamiento, correr con calzado inadecuado, correr sobre superficies muy duras o terrenos embarrados demasiado blandos, hacer demasiadas pendientes y terrenos irregulares, aumentar la intensidad del entrenamiento sin progresión adecuada. También puede deberse a factores físicos individuales, como exceso de pronación, pies planos o con poco arco.
Fractura por estrés
No se trata de una fractura como resultado de un golpe o accidente, sino de una fina fisura ósea, originada por aplicar una sobrecarga continua a uno de los huesos de las extremidades inferiores. Se caracteriza por un dolor agudo que no cede durante el entrenamiento, desapareciendo solo en reposo. Si no se trata la lesión, en casos más avanzados el dolor será constante, tanto en movimiento como en reposo.
La fractura por estrés o sobrecarga se confunde a veces con otro tipo de lesión propia del corredor, como una tendinitis o inflamación de los tejidos blandos. Es necesaria una radiografía, resonancia magnética o centello gama óseo para diagnosticar correctamente este tipo de fractura.
Si bien no hay ninguna fórmula mágica para evitar al 100% estas lesiones típicas del running, sí es posible prevenirlas en gran medida tomando ciertas medidas sencillas como utilizando calzado adecuado para running, realizando un calentamiento previo al entrenamiento y unos ejercicios de estiramiento después de la carrera, y además no sobrecargando los músculos con un entrenamiento excesivo.
Tendinitis
Las dos inflamaciones de tendones más típicas de running son la tendinitis rotuliana (en la rodilla) y la del talón de Aquiles.
Las causas más comunes de la tendinitis en corredores suelen ser: correr con zapatillas inadecuadas o en mal estado, no haberse calentado correctamente o correr sin calentamiento previo, correr sobre superficies demasiado duras, correr por terrenos desnivelados o irregulares, correr con demasiado sobrepeso, excederse en el entrenamiento sin una progresión adecuada.
Prevenir la tendinitis, tanto rotuliana como de talón, pasa por utilizar un calzado adecuado para correr, un calentamiento previo adecuado, evitar las sobrecargas musculares, realizar estiramientos después del entrenamiento, y no ignorar las molestias posteriores: aplicar hielo en cuanto se produzca dolor o molestia en cualquiera de las articulaciones de las extremidades.
Síndrome de la cintilla iliotibial
Esta lesión es denominada también “rodilla del corredor”, por ser este el grupo de deportistas donde la incidencia es más común, aunque puede presentarse también de forma más aislada en ciclistas. Se trata de una tendinitis de la banda iliotibial, que a veces puede ir acompañada por bursitis.
La cintilla o banda iliotibial forma parte del músculo tensor que va de la cadera a la rodilla. Su inflamación provoca dolor agudo en la cara externa de la rodilla irradiado hacia arriba, en dirección al fémur.
Las causas más comunes de la inflamación de la cintilla iliotibial suelen ser un calentamiento previo inadecuado o ausencia de calentamiento, sobreentrenamiento, correr con calzado inadecuado, correr sobre superficies muy duras o terrenos embarrados demasiado blandos, hacer demasiadas pendientes y terrenos irregulares, aumentar la intensidad del entrenamiento sin progresión adecuada. También puede deberse a factores físicos individuales, como exceso de pronación, pies planos o con poco arco.
Fractura por estrés
No se trata de una fractura como resultado de un golpe o accidente, sino de una fina fisura ósea, originada por aplicar una sobrecarga continua a uno de los huesos de las extremidades inferiores. Se caracteriza por un dolor agudo que no cede durante el entrenamiento, desapareciendo solo en reposo. Si no se trata la lesión, en casos más avanzados el dolor será constante, tanto en movimiento como en reposo.
La fractura por estrés o sobrecarga se confunde a veces con otro tipo de lesión propia del corredor, como una tendinitis o inflamación de los tejidos blandos. Es necesaria una radiografía, resonancia magnética o centello gama óseo para diagnosticar correctamente este tipo de fractura.
Si bien no hay ninguna fórmula mágica para evitar al 100% estas lesiones típicas del running, sí es posible prevenirlas en gran medida tomando ciertas medidas sencillas como utilizando calzado adecuado para running, realizando un calentamiento previo al entrenamiento y unos ejercicios de estiramiento después de la carrera, y además no sobrecargando los músculos con un entrenamiento excesivo.
Fuente: RunAr
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